viernes, 5 de marzo de 2010

Ejercicios de ortografía y puntuación

Muchachada, aquí les dejo algunos enlaces interesantes para que explayen lo visto en clase. Busquen al final los ejercicios.

Para trabajar acentos

(http://www.reglasdeortografia.com/acentos.htm)

Más ejercicios:


Tercer sitio interesante
(http://www.aplicaciones.info/ortogra/ortogra.htm)


Uso de la b y v (http://www.elcastellano.org/byv.html)

Uso de las mayúsculas (http://www.elcastellano.org/esbmayus.html)


Y finalmente los signos de puntuación (http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltConsulta?lema=puntuaci%F3n)

jueves, 12 de noviembre de 2009

Leer + pasión



Tengo una amiga cuyo nombre en náhuatl significa flor de aullidos de lobo, o flor de río de amor. Recién me entero lo de aullidos de lobo, y eso me gusta todavía más; le agrega cierto misticismo del que ya goza bastante. La flor de aullidos de lobo emprendió una fantástica tarea. Está procurando leer toooodos los libros posibles, infantiles, no infantiles y todo lo que halle a su alcance -incluida mi alacena- para ver si unos doce chicos de su taller les da por leer. Pero no solo si les da por desglosar palabras, ¡nooooo! Está procurando ver si de casualidad le atina al gusto de cada chico. Tarea heróica, debo admitir.

Hoy en su clase varias de las chicas denominadas "grandes" se le acercaron y en eso llegué yo con mi aire de paciencia reprimida. Estaban frente a la librera, y para obviedad nuestra buscaban un libro. Qué hermosa labor, pensé. Y había mucho por ahí, desde Grass hasta Reverte. Pero recordemos que son chicas no tan grandes, así que había que ver qué podían leer. En serio, tenían unas caritas de sed de lectura que hacía años que no veían en adolescentes como ellas.

Digo, a veces ese mundillo circense, como le digo a mi amigo Víctor E., nos hace olvidar que dentro de nosotros hay un auténtico interés en leer algo bueno. Pero no bueno de calidad, no. Bueno en el sentido que nos dé placer, como quien va a la heladería y compra un sorbete de lucuma con pisco sauer... De ese placer hablo. Esa ignorancia infinita y solo tener la terrible curiosidad de saber cómo se siente, y quedar felices o infelices, pero la prueba está hecha. Probar. Comprobar y refutar.

Las chicas se paseaban ambiciosamente sobre tomos de Crepúsculo (¡dios nos libre que lo lean!) y otros similares. Y pensando y repensando en nuestra juventud, la flor de aullidos de lobo sugirió... Saramago. Claro, nosotras chicas-mujeres grandes. Pero estas eran púberes. Había que buscar más.

Recuerdo que cuando leí La Hija de adelantado me gustó bastante, mucho a decir verdad. Sugerí ese. Chicas con cara de fuchi. ¡Ash!, qué exigentes, pensé. Buscamos y buscamos y hallamos La isla de la pasión de Laura Restrepo, con quien tengo un hermoso romance lector por ahora, y Marianela, de Pérez Galdoz, una delicia. Triste, pero una delicia.

Las chicas tenían ganas de algo así como un thriller, suspenso, terror... Y como tienen internet en casa, la flor y yo sugerimos un sitio de lo más fascinate.

Tarea:
Vayan a wwww.ciudadseva.com y en el menú busquen el Gato negro de Poe y todos los demás que se les antojen; o algo de Saki, si les gusta Saki... están hechas.
También busquen Vincent, de Tim Burton, en YouTube.

Servidas, chicas... a ver qué tal van con la lectura, luego les cuento.

PD: ¡La flor loba me dejará hacer una dinámica mañana en su taller, es de lo más emocionante!

miércoles, 26 de agosto de 2009

Lecturas prohibidas e irreverentes



Cuando medito sobre qué libro poner a leer a los chicos me da de todo. Desde insomnio, hasta asaltos fastidiosos de moralidad. Procuro soslayarla en honor a la didáctica y la estética. Cada quién que juzgue según sus parámentros, ya son chicos grandes y sabrán qué hacer con el material.

Este curso en específico supuso un reto grande. Quería que leyeran una obra completa, que se regodearan y dijeran: este enero leí "X" libro. Todo, toditito. No como antes, cuando armamos con unos amigos una increíble antología. Sacamos cuentos de la Antología de Literatura Fantástica de Borges y Silvina Ocampo, entre otras rarezas. Nada de textos chicos, hoy no.

Tenían que leer un libro. Era justo y necesario. Quizá fue una decisión osada. No lo sé. Había que arriesgarse.

Leímos El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger. La coordinadora del curso hizo un comentario al saber la elección: "Alguien dijo por ahí: si quieres que los chicos lean, ponles Salinger". Mi amigo poeta dijo: "Qué buen gusto". Y a mí me fascinó cuando lo leí. Supongamos que en la primera fase había aprobado el librito.

Cuando lo presenté solo el dueño Las cosas que me hace decir el insomnio lo había leído, y nos contó que lo leyó porque era el libro que llevaba el asesino de John Lennon cuando lo mató, entre otros homicidas ilustres. Bonitos datos para empezar.

Ahora, que los chicos lo disfruten... ¿Será que pasa?

Casi al final del curso, y luego de muchas peripecias para que obtuvieran la copia que luego bajamos todos por internet porque no hay ejemplares en el mercado y en la biblioteca no me lo quisieron prestar porque se podía dañar en la copiadora, hubo evaluación. Hicieron cartas, completaron información, imaginaron finales felices.

Un diez o un ocho no es prueba suficiente para indagar si gustó o no gustó el libro.
Quizá no haya sido lo suficientemente bueno, ni porque dice palabrotas, ni porque incita a la rebelión...

Al ver los trabajos finales, en un apartado uno de los chicos confesaba algo así: "A mí antes no me gustaba leer. Pero después de leer este libro creo que leer no es tan aburrido... depende. Es el primer libro que disfruto."

Éxtasis total.

Misión cumplida.



PD: Más información del libro y su foto en esta librería y otras más. Sean buenos, dejen comentarios.

sábado, 8 de agosto de 2009

El gran pez a la conquista del caracol dorado


Por Yaneth Rivera

Un día el gran pez se encontraba en casa con su hijo, Will, y su esposa. Al ver que se acercaba el quinto cumpleaños de su hijo, y se preguntó qué le regalaría. Después de mucho imaginar el obsequio, recordó una vieja historia de su padre, algo único, especial, impresionante. Así fue cómo se le ocurrió darle un enorme y hermoso caracol de mar dorado que se encontraba en un bqaúl de un barco abandonado por piratas en la Atlántida. Dijo a su hiijo que debía ir a trabajara y que regresaría el día de su cumpleaños, se despidió y se fue. A pesar de que solo había escuchado esa historia de su padre, el gran pez ten;ia la certeza de encontrarlo y quien lo guiaría era una brújula magnética que su padre le había obsequiado precisamente el día de su quinto cumpleaños.

El gran pez fue al muelle, y se embarcó en un pequeño bote, era un día frío de invierno y a lo lejos en el horizonte se vislumbrava que caería una torrencial tormenta. Pero no le importó, pues quería llegar de inmediato a la desconocida isla. Para todos eso sería imposible, menos para él, un persistente hombre y audaz que con su brújula empezó su viaje. Ya navegando y con la fuerte lluvia cayendo, su bote se balanciaba en bravías aguas de aquel intimidante mar; el viento soplaba los relámpagos y los truenos iniciaron, un intenso frío lo hacía tiritar pero a aquel valiente hombre nada lo detendría: era extremadamente testarudo y obsesivo.

Cuando la lluvia dejó de caer, una aparente calma se hizo notar más. Un enorme tiburón blanco lo seguía; el gran pez se dio cuenta y apresuró su marcha para despistar al feroz tiburón. Empezó a navegar en zigzag, de repente una gran ola que había quedado de la tormenta golpeó el bote del gran pez pasándolo sobre el gigante tiburón y así aquel animal perdería la pista de su presa.

El gran pez sabía que su destino estaba cerca, pues los peligros encontrados se lo avisaban. Después de unos minutos vio a lo lejos un enorme íceberg y recordó que los íceberg dejan ver solo una pequeña parte de su descomunal tamaño. Su objetivo era anclar cerca de la gran montaña de hielo, pero su gran sorpresa fue que ahí, cerca del íceberg, se econtraba el terrorífico barco pirata en el que se hallaba el preciado tesoro, el regalo para su hijo.

Subió al barco, estaba sucio, ligeramente oscuro. Buscó el baúl y ahí estaba el precioso caracol dorado que brillaba con luz propia y emitía relajantes sonidos de mares muy lejanos. Lo tomó, abordó su bote y se fue; pero a medio camino se dio cuenta que su bote estaba dañado, unas hambrientas pirañas lo habían agujereado. Atrás, una enorme serpiente lo seguía para quitarle su preciado tesoro que había custodiado por siglos.

El gran pez sintió morir, estaba a la deriva, e imploró al dios de los mares. Neptuno escuchó sus súplicas y le otorgó clemencia. Mandó a una hermosa sirena y a un caballo de mar a ayudarlo. El hipocampo tiraba con todas sus fuerzas y la sirena empujava todo lo que podía, así poco a poco iban alejando a la terrórífica serpiente hasta que esta se cansó. Luego de un tiempo llegaron al muelle, de donde había zarpado.

El gran pez agradeció al caballo de mar y se inclínó para besar la mano de la sirena, hizo reverencia al mar y prometió a Neptuno volver en forma de pez cuando muriera.

Faltaban solo unos minutos para que la fiesta de cumpleaños terminara. El gran pez tomó el carazon y corrió a su casa. Cuando entró, ahí estaba su hijo soplando las cinco velas de su pastel.


PD: La foto es una pintura de Natalia Ceballé. Óleo sobre lienzo, 65 x 81 cm.
Pueden verla en aquí: http://www.pintorasdebenidorm.com/index.html.

domingo, 26 de julio de 2009

Revive la jaula y los cuentos a lo Tim Burton

Cinco meses y 10 días, más o menos, desde la última entrada.

Chicos, chicas, mil disculpas.
Me explico: me secuestraron los alienígenas y no pude subir más post a este nuestro sitio. Y ahora me han devuelto y no sé qué experimentos me hicieron pero repentinamente me siento más benevolente que nunca.

La última vez supliqué si alguien tenía el mail de Tim Burton, ya en serio: ¿Ninguno lo consiguó? Por si les llama, cuéntele que estamos subiendo cuentos inspirados en él y Big Fish.

Sí, damas y caballeros, como lo leen. Los chicos del salón B-33 (que ahora están desparramados en diferentes secciones y jugando a que son psicólogos) vieron la película Big Fish y como trabajo final escribieron cuentos como si ellos fueran Edward Bloom. (Si no la han visto, ¿qué esperan?)

Los cuentos van casi íntegros, a no ser por la edición y su respectiva corrección a cargo de su servidora. (Luego me pregunto por qué no lo pedí en formato Word. Los estoy transcribiendo.)

Si los cuentos les parecen absurdos, relájense y disfruten.

La premisa es: usted es el gran pez, cuente un cuento...
Ahí les va el primero:

EL EPISODIO DE LA AVESTRUZ

Por: Marielos Burgos Martínez

-"Hijo, ¿alguna vez te conté sobre tu primer día de clases?, solo recordarlo me da mucha risa. Todo comenzó un día lunes. Te levantamos muy temprano, quizá eran como las 6 de la mañana, sí, el loro morado cantaba siempre a esa hora.

Tu madre comenzó a perseguir los huevos para hacerlos en el desayuno, y los plátanos discutían siempre sobre quién sería el primero en desnudarse y entrar a la cacerola. Mientras, yo buscaba las llaves para irte a dejar.

Desayunaste muy alegre y estabas entusiasmado por tu primer día de clases, ya que algunos vecinos iban a la misma escuela que tú. De pronto, un gorila se acercó al auto y comenzó a golpearlo; quería sacar unas bananas que tu tía Claudia noshabía regalado. Las tomó y se fue rápidamente. Me acerqué a ver sino había arruinado el auto y efectivamente sí lo había hecho. Y me puse a pensar en cómo ibas a ir a la escuela. No quedaba muy lejos, pero si íbamos caminando llegarías tarde.

Al instante se me ocurrió que fuéramos en la avestruz de tu abuelo. Estaba un poco vieja, pero solo seríamos tú y yo sobre ella, lo cual no sería mucho peso. La idea no te gustaba, pero te dije que confiaras en mí y que todo iba a salir bien. A medio camino la vieja avestruz no quiso caminar más y se echó. Por más que tratamos de levantarla fue imposible. Sin embargo, ese día tuvimos mucha suerte, detrás nuestro venía la profesora Margarita y en su elefante aún había espacio para ti.

Y así fue como llegaste el primer día a la escuela."



PD: Sean buenos, dejen sus comentarios. Gracias.

martes, 17 de febrero de 2009

La clase más aburrida del mundo

"¿Qué vale más: ser temido o ser amado?"

Maquiavelo

Dirá Maquiavelo que nada mejor que las dos, pero como es difícil reunirlas y siempre ha de faltar una, concluye: "Es más seguro ser temido que amado".

Con estas preguntas y premisas inicié el curso con el salón B-33. Cómo llegarles a los chicos; yo me incliné por la que despreció Nicolás. Elegí ser amada, y para ello me di al amor. Llevé mis libros, inventé juegos, reviví mis clases y ejercicios con los que aprendí y que con tanto primor guardo en sus carpetas para que se vuelvan eternos. Me sacan de apuros.
Ese día la clase trataría sobre cómo hilar ideas, ritmo, sonoridad, impacto, efecto en el lector. Enumeré dos maneras: fraseo corto y fraseo largo. Mi maestro Don Paco dirá: Cervantino y azorinesco. Para el azorinesco leímos algo de Jorge Galán con El sueño de Mariana y para el cervantino abordamos uno de esos ejercicios engavetados: un párrafo de página y media, una oración de unas 900 palabras, un mounstro de texto. Trataba sobre cómo rendir tributo a Víctor Hugo. Y al rato se ponía tramposo porque soslayaba cómo tributar a Hugo y enumeraba infinitos mausoleos a los que se reverenciaba. Y ese era nuestro párrafo mounstro. Una numeración obscena de tumbas. Un párrafo sostenido con puntos y comas y comas aclaratorias, explicaba eso cuando algunos chicos se distrajeron mucho.
Veamos, la clase de por sí era complicada, pero la estábamos sazonando con comentarios... y los mismos seguían con su conversación a muecas.
Este párrafo tiene una idea principal sencilla... y los chicos seguían con su conversación a larga distancia en diagonal... medio mundo se distraía. Por fin consiguieron su objetivo, nunca nadie supo de qué iba el dichoso párrafo porque la clase tuvo que ser suspendida para terminar de escuchar lo que ellos tenían que decir. "No era nada importante", dijeron cuando se les interrogó. Qué terriblemente triste, pensé.
Fin de la clase.
Ahora, cómo hacer que los muchachos comprendan el tremendo esfuerzo de hacer una clase amena, cómo se explica de manera divertida un párrafo de 900 palabras... Ahora sí tenía ganas de ser temida. Infundir mucho, pero mucho miedo.
Estábamos en esa pensadera con mi amiga tica, quien es filósofa para preescolares, cuando dije: "Les daré lo que odian más: la clase más aburrida del mundo".
Al día siguiente llegué a clase, escribí indicaciones terribles como: silencio absoluto, nada de comentarios ni preguntas, no participación; y esta que es atroz: al menor comentario la clase se suspende.
Con todo el temor que esperaba no dije nada, me senté y empecé a dictar como lo hacían hace cincuenta años. Escarmiento puro. Sin regaños. Sin humillaciones. Sin caprichos humanos ensañados en un solo ser.
Cuando los primeros empezaron a dormir, paré. Escribí en la pizarra: La vida no solo es conocimiento, sino también experiencia.
Con ello llegamos a la conclusión: por qué esta clase fue horrible, qué le pasaba a la facilitadora, será que tiene problemas. Nada que ver. Es un ejercicio de control de impulsos (para no interrumpir clase cuando no se debe), intoleracia (por dejar que los chicos se me suban a lomo) y valoración (para que vean qué difícil es preparar una clase amena y divertida).
Platicamos, escribieron. Odiaron la clase. Espero que ya no me teman. Espero que solo me amen.

PD: El viernes los chicos terminaron el curso, ahora son verdaderos universitarios. Vea la próxima semana una gran sorpresa: ¿Alguien tiene el mail te Tim Burton?

martes, 3 de febrero de 2009

¡Que viva la jaula!

Estamos aquí, casi todos todititos. En esta semana nos escuchamos, dijimos aquello que nos gustaba y entramos a la "zona de poder". ¿Cómo así? Los chicos de B-33 elegieron un tema, trabajaron en el enfoque, buscaron información y finalmente expusieron todo ese trabajo ante los demás compañeros. Hubo de todo, desde sexo hasta etiqueta, desde los colores y por qué no debemos pintar nuestra habitación de negro hasta los quince minutos de fama de Warhol.



Entre las exposiciones menos ortodoxas estuvo una muestra de cómo se leen las cartas. Ojo, no se alarmen, nadie está incentivando las artes oscuras y el osoterismo, no vayan por ahí diciendo mentiras. Nada que ver, fue una muestra más bien didáctica de cómo podrían interpretarse esos signos. Además, no contó nada del futuro. ¿Claros todos que no incentivamos la magia oscura? Perfecto.

Ahí la lectura de cartas




Algunos temas expuestos eran más utilitarios, por ejemplo: cómo comer bien, por qué no tomar Coca-Cola, cómo no nos damos cuenta de la pornografía en la publicidad... Y otros que rayaban en lo curioso: cómo Beethoven escribió lo mejor en medio de su sordera. Un tema poco usual fue el de los asesinos en serie: Jack el destripador.



También hablamos de zoológico y las cirugías plásticas, nos preguntamos por qué sí por qué no es conveniente. Burocracia, ovnis y demás.



Y así pasamos los días en esta jaula, aprendemos a ser buenos oradores, buscar un buen tema y dominarlo, investigar, estructurar y finalmente cómo contárselo a los demás. Ahí estamos todos después de las ponencias, miren qué buen grupo, ¿no?